Arte
Violeta Marroquín pinta más que todo en seda con acuarela con diferentes técnicas. También pinta un poco en acrílico en madera. Nacida en la Ciudad de Guatemala en 1976 y casada con Stig Bjorkas desde 2001.
Obras en más de 20 países
Violeta ha tenido once exposiciones propias y cuatro compartidas con otros pintores en diferentes países. Sus obras encontrarán en casas privadas, en oficinas y edificios oficiales en más que 20 países en cuatro continentes (América Norte, Centro América, Europa y Asia). En la galería en nuestro hotel se pueden ver más de sus obras y tener la presentación de su forma de pintar directamente de Violeta. v
Extracto de entrevistas/artículos de su arte
“Los colores de Violeta”
(Keri Peyton / Qué pasa junio 2013)
“En mi caso, me gusta tener color, colores fuertes. En Guatemala todo
es color. Cuando el tono es obscuro, no nos sentimos bien. Así que para
mí, el color es vida.”
Violeta explica que, si bien se puede describir algunas de sus obras como impresionistas
o naturalistas, los expertos dicen que es, sobre todo, una pintora primitivista.
Probablemente se demuestra más famosamente en la obra de Henri Rousseau,
el arte primitivista, un género artístico plenamente reconocido,
se caracteriza por un colorido caprichoso y casi infantil que no se conforma
con las reglas tradicionales de proporción y perspectiva. En sus propias
palabras: “Yo mezclo demasiado la vida real con la fantasía, y
normalmente eso me lleva a la pintura naif. Nunca trato de mostrar el objeto
real ni incluso los colores reales. Yo los cambio a cómo los veo”
dice, haciendo hincapié en lo que considera importante. “Y definitivamente
yo trabajo – lo más que pueda – con colores.”
“Virtuosa del pincel”
(Otoniel Reyes / Nuestro Diario 24 de febrero de 2014)
Pinceles, lienzos de seda y recipientes con pintura, rotulados con braille,
son elementos que saltan a la vista en el atelier de Violeta Marroquín.
Ella es una singular artista guatemalteca de la acuarela en seda, residente
de la aldea Monterrico, Taxisco, Santa Rosa. Montó su primera exposición
en Finlandia en 2002, y los críticos le dijeron que analizaron cada trazo
y encontraron que no imita a nadie y eso era valioso. “Los médicos
dicen que no hay cura, pero esto no me deprime para hacer lo que me gusta, y
si te preguntas en qué baso mis obras, pues muy sencillo, mis cuadros
son el reflejo vivencias, lugares y personas que están vivos en mi memoria”,
expresó.
“El patrimonio más valioso de un pueblo: Su gente”
(Galería 2008)
En su niñez y adolescencia la artista era muy tímida, tanto así que sus obras no eran conocidas, más que por su familia y buenos amigos, ella no quería hacerlas públicas. Hoy día con el éxito alcanzado en Europa, Violeta es otra, ella ha aprendido que la base de alegría es compartir con todos aquellos interesados en la armonía, el arte y la vida. Todo lo que se aprende se utilizará algún día y no sabemos exactamente cuando.
“Pinto realidad y fantasía”
(Julieta Sandoval / Prensa Libre 3 de junio 2007)
Marroquín indica que trabajar sobre seda es más complicado que hacerlo sobre papel, porque si una gota cae en la tela se dispersa de forma incontrolada. No puede borrarse ni corregirse. “Quizá sólo queda ser creativo para buscar qué hacer; de lo contrario hay que tirar el lienzo”. Esta obliga a tener la idea de qué se desea plasmar en el cuadro antes de empezar. Ella lo hace de forma directa, no dibuja a lápiz. Todo tiene que ser rápido, pero no queda tiempo para equivocarse. “Me considero alguien que pinta la realidad, pero desde mi punto de vista.” Es algo simple, inocente, que no dice las cosas tan directas, pero eso no significa caer en lo trivial. Marroquín lo explica como aquel que pinta desde su propia perspectiva interna, traduce lo que ve según su estilo y forma, pone cosas que exactamente no son así. “Eso me ayuda mucho, porque mi mente usa la mitad de fantasía y la otra de realidad”.